La fundación de la Real Academia de San Carlos de la Nueva España constituyó, sin lugar a duda, un paso de avance en las concepciones teórico-prácticas relacionadas con la producción plástica.
La pluralidad de
participantes, así como la diversa procedencia y niveles técnicos fueron las
características más distintivas de estos salones, lo cual lejos de constituir
una limitación significó una posición de contraste, validación y frescura,
tanto por los temas como por el estilo. Como era típico en las exposiciones de
arte, incluso de otras latitudes con una sólida tradición en este tipo de
eventos, hubo protagonismo masculino; sin embargo, las mujeres mantuvieron cierta
estabilidad, aun cuando no siempre fueran las mismas artistas las que
estuvieran presentes en cada una de las exposiciones. La mujer representó una
posición de equilibrio en el orden temático y técnico, incluso sin llegar a
competir cuantitativamente con el grupo masculino. Por otro lado, su constante
participación fue un suceso marcado por lo fortuito, ya que la gran mayoría de
expositoras se presentaron en una o dos ocasiones, sólo algunas mantuvieron el
mismo entusiasmo e interés durante gran parte del periodo, apareciendo en
varias exposiciones.
Las mujeres conformaron un
grupo importante y distintivo dentro de la gran variedad de procedencias y
tipos de expositores que se presentaron en los salones de pinturas remitidas;
compartieron comunes características socio-históricas y un espacio cultural que
les permitió la inserción en la vida pública; son aspectos que imponen la
necesidad de valoraciones más generales del grupo, en las que se superen
marcados enfoques individuales y se exponga el verdadero alcance y contribución
de las pintoras a estos salones.
La contribución femenina en
estos eventos debe valorarse como un paso de avance en el panorama plástico
decimonónico, no sólo por lo que significaba en el terreno de las competencias
y aspiraciones individuales, sino porque fue un indiscutible logro en el plano
de la igualdad de oportunidades y derechos aun cuando el espacio destinado a
ellas no fuera el oficial, pues hasta muy avanzado el siglo XIX las mujeres no
tenían permitido estudiar en San Carlos.
La mujer gozó del derecho de instrucción dentro de la Academia hacia 1886. Sin embargo, su incursión en los salones de obras remitidas demuestra interés por reclamar en silencio un espacio que se le había vedado, tanto como discípula como docente; ella se había convertido en el topo de lo no pensado, y sólo desde este espacio “periférico” pudo darse a conocer, situación que cambia en las últimas tres exposiciones del siglo XIX, cuando ya aparece como matrícula oficial.
Las mujeres adquirían sus habilidades técnicas en clases particulares, por instrucción en el seno familiar, de manera autodidacta o en instituciones creadas para fomentar la cultura y la educación no sólo de la capital, sino también de provincias: el Liceo Franco-Mexicano, la Academia de Música y Escuela Normal de Preceptoras de Tacubaya, la Escuela Normal para profesoras de Zacatecas, la Escuela Normal para profesoras de México, la Escuela Patriótica, el Establecimiento gratuito de la villa de Tacuba, la Escuela Nacional de Artes y Oficios, el Instituto católico Franco-Mexicano, la Escuela de Bellas Artes de Jalapa, el Colegio Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, la Escuela Católica de Artes y Oficios del señor Luis García Pimentel y el Instituto Jiménez. Algunas de estas instituciones tuvieron una marcada colaboración con estos salones no sólo por la aportación numérica de representantes de ambos sexos, sino por la estabilidad participativa. Aunque de manera general sus envíos se organizaban en el correspondiente salón de remitidos, en contadas ocasiones aparecieron junto a la muestra oficial de profesores y discípulos de la institución, como se reporta en el catálogo de la exposición de 1879.
En la XXIII y última exposición del siglo, acaecida en 1898, apareció en la sección española una importante colaboración que incluía tres nombres femeninos: Adela Ginés y Ortiz, Fernanda Francés y C. Figueroa. Estas tres artistas españolas se integran a la lista de 144 mujeres que expusieron entre 1850 y 1898. Tal vez un estudio más específico pueda aportar datos biográficos de cada una de estas expositoras, sobre todo de las dos últimas, cuya escueta información no permite precisar si, efectivamente, eran extranjeras o mexicanas.
Referencia: Molina S. (2014). La entidad
femenina en los salones de remitidos de San Carlos: dinámica entre discursos y
normas.. octubre 10,2021, de CONACULTA Sitio web:
http://www.wikimexico.com/articulo/la-academia-de-san-carlos.
De suma importancia ver el avance y lucha que hizo el sexo femenino de poder ser participe de las opciones educativas negadas hasta ese momento para ellas .
ResponderEliminarMuy interesante saber su participación excelente