El hogar fue un lugar importante para su educación.
La madre veló por la educación de los hijos, les enseñaba
a comportarse, el catecismo, los aconsejaba, les enseñaba cuál era su lugar en la sociedad y lo que se esperaba de ellos. Las niñas, a su vez, aprendían de
su madre las labores de una esposa y madre, para que en un futuro tomarán su papel en la sociedad.
Las familias adineradas...
Enviaban a sus niñas a Europa en donde
aprendían sobre: artes, idiomas, conocían ciudades o estudiaban en reconocidas
escuelas. Aunque la
mayoría de las familias contrataron profesores
particulares que les enseñaron a sus hijas: idiomas, letras, matemáticas
básicas, historia y geografía. También se contrataba una institutriz que les
enseñaba: costura, canto, música y pintura. A los 14 años se consideraba que la
mujer había concluido con su educación.
Fueron constantes los argumentos provenientes de ambos sexos sobre la educación de la mujer.
Mientras que algunos consideraban que su educación debía concentrarse
únicamente en un nivel básico, ya que temían a que, si la mujer se le
educaba demasiado, podría
descuidar su labor como esposa y madre. Otros se preocupaban por su deficiente
educación. Algunos de ellos fundaron sus propias escuelas para niñas, donaban
dinero a obras pías como orfanatos de niñas en donde se les enseñaba un oficio
y abogaban por una mejor educación para las mujeres.
Referencia
Alvarado, María de Lourdes, “Prensa y educación femenina en México en los albores del siglo XIX” en Pilar García Jordán y Lola G. Luna, et al. Las raíces de la memoria. América Latina ayer y hoy, Barcelona, Debate, 1996, pp. 503–511.
Así es es un situación que hasta nuestros días se vive en cuanto a quien más dinero tiene accede a mejores oportunidades,y tristemente en la actualidad aún muchas mujeres no pueden acceder a la educación media superior ni mucho menos superior ya que por isis y costumbres aún se considera que no deben estudiar pues en algunos casos no lo ven necesario o importante
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